Arriesga edil de Jopala… ¡a 5 mil indígenas!

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Jopala, Puebla. Los habitantes de la comunidad Chicontla -la más grande del municipio- se mantienen en alerta por la temporada de lluvias, que ha azotado a buena parte del estado, luego de que el muro que los pretegería de la crecida del Río Necaxa quedara inconcluso.
Se trata de medio kilómetro de muro protector, que no fue terminado debido a la negativa del entonces presidente municipal de Jopala, Enrique Antonio Álvarez, para continuar la obra, que fue gestionada por el Movimiento Antorchista ante el gobierno estatal y comenzada en 2010.
A Enrique Antonio Álvarez, expresidente municipal de Jopala, el Congreso del Estado le inició un proceso por daño patrimonial al municipio durante el ejercicio fiscal 2010 por un monto de casi 39 millones de pesos.
La negligencia del exalcalde podría afectar de forma radical la vida de unos 5 mil indígenas de la etnia totonaca. Sin embargo, el nuevo edil, Manuel Gaona de Álvarez, tampoco ha terminado el muro de protección y «se ha mostrado exactamente con la misma actitud que su tío -el exalcalde-, porque no quiere antender las demandas de la población», sostuvo en entrevista Alejandro Vázquez Nájera, líder de Antorcha en la zona.
«La necesidad de construir los bordos de protección fuertes surgió a raíz de las inundaciones del año de 1999, cuando las poblaciones Patla y Chicontla fueron arrasadas por el desbordamiento del río debido a las fuertes lluvias. En aquella ocasión, nada protegía a las poblaciones a pesar de la insistencia y la voz de alarma que habían dado los pobladores de que sus comunidades se encontraban en riesgo», explicó el líder social.
La temporada de lluvias y huracanes siempre trae el recuerdo de las desgracias que han sufrido los pobladores de esta comunidad, asentada en los márgenes del Río Necaxa.
Con más de cinco mil habitantes, Chicontla es la junta auxiliar más grande de Jopala. Su población es fundamentalmente indígena, perteneciente a la etnia totonaca, y subsiste del cultivo del café, maíz, frijol, la cría de animales domésticos y otras actividades propias de la región.
Año con año, al llegar la temporada de lluvias, el río prácticamente «ruge» y se enfurece de tal forma que pone en zozobra a los habitantes: el caudal puede aumentar en proporciones desmesuradas en cuestión de minutos ya que se alimenta de diferentes escurrimientos y manantiales río arriba, además de que es el desagüe natural de la presa hidroeléctrica ubicada en Necaxa, en la cual las compuertas deben ser abiertas para evitar la saturación de su caudal.
Las consecuencias son desastrosas si no se tiene cuidado suficiente y protección para las comunidades. La creciente puede llevarse comunidades enteras. El ganado y las siembras se pierden y las casas son arrancadas de raíz por la fuerza del río.
Exigen un puente
Una parte de la población fue reubicada luego de perder sus hogares, en 1999. El gobierno estatal los mandó al otro lado del río, en donde se formó una nueva colonia.
Aquí, la población ha crecido y, por ello, la nueva colonia ha gestionado y formado nuevas escuelas: desde preescolar hasta secundaria; en este ciclo escolar, comenzará a funcionar el bachillerato.
Su demanda: la construcción del puente vehicular que comunique a las dos partes del pueblo, misma que ha sido planteada por Antorcha Campesina ante el gobierno del estado, y verificado su necesidad con documentos y expedientes.