Los proyectos de la muerte en la Sierra Norte de Puebla

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Hipólito  Contreras.-/ Puebla con todos sus recursos y riquezas naturales  es  uno de los cinco estados  con mayor  marginación del país, está  junto a Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Veracruz.  La pobreza, de acuerdo a la  Secretaría de  Desarrollo  Social, llega a 1.5 millones de personas, se ubican en municipios de la  Sierra Norte,  Sierra Negra, Mixteca y en la capital del estado.

En la  Sierra Norte de  Puebla, por mencionar una región, las riquezas naturales son enormes pese a la devastación que ha hecho los destructores y depredadores. En esa riqueza natural, propia para desarrollar el turismo y una serie de proyectos de beneficio social, existe  una gran pobreza en grupos indígenas  la población, sobre todo indígena.

Cuando el actual gobierno  del estado  habla de que se están construyendo las bases de una Puebla moderna y  en crecimiento económico y de que lo mejor está por venir,  se olvida que eso  no ocurre en la mayor parte de la población  que está pobreza moderada y extrema, ésta última con ingresos per cápita que apenas  rebasa los  60 pesos diarios.

Pues  bien, en esa Sierra Norte llena de historia y  de movimiento sociales, grupos de inversionistas del país y extranjero, protegidos por el modelo económico vigente, han iniciado proyectos diversos sobre todo mineros,  construcción de plantas  hidroeléctricas, gasoductos, etc., los que sin duda, de concretarse modificaran la  geografía de la  región y causarán  daños  enormes e irreversibles a los recursos naturales.

Estos  no  son proyectos de gobierno que vayan enfocados a generar desarrollo social, beneficio directo a las comunidades, no buscan elevar los niveles de vida de   la  población  indígena, no, por el contrario, se trata de proyectos privados, de inversionistas,  con el único fin de generar  riqueza para    fuertes  grupos empresariales.

Estos proyectos son avalados y autorizados por el gobierno federal  través de la  Secretaría  del Medio  Ambiente y Recursos Naturales,  la PROFEPA,  SEDESOL, y otras dependencias, el gobierno de Puebla también brinda todas las facilidades para operar.

Son diversas  las organizaciones las que integradas en la organización  Serranos Unidos en Resistencia  Indígena las que se preparan para  impedir  que esos proyectos se concreten.

Denuncian que el  gobierno federal y estatal no han consultado a los Pueblos y las comunidades indígenas de la Sierra Norte de Puebla, tampoco las disposiciones del Convenio 169 de  la OIT sobre pueblos indígenas  que deben ser respetadas por el Estado  Mexicano, además incumple las disposiciones de la Carta Magna al autorizar concesiones mineras, permitir la construcción de  hidroeléctrica privadas y proyectar ciudades rurales.

La organización  pide la cancelación definitiva de las concesiones autorizadas, y el diseño y ejecución  del programa regional  “Sierra Norte de Puebla, todos los pueblos, todos los derechos”.

La organización advierte que de ejecutarse los proyectos de muerte se pondrá en riesgo  no sólo el medio ambiente sino la salud de las poblaciones  ya que se usarán sustancias  tóxicas  que envenenarán  ríos de  la  Sierra Norte y Veracruz, el río Tecolutla será dañado y la  zona marítima del vecino estado.

Denuncian los dirigentes  que las empresas  ya  realizan estudios de campo y exploración en los municipios para el inicio de obras, afirman que incluso las empresas  son apoyados por   la policía estatal  y  municipal, denuncian asimismo las presiones y amenazas  de las empresas para obligar a la venta de tierras, utilizan la intimidación  y  generan la división  entre las comunidades, realizan pequeñas obras, entregan donaciones, ofrecen escuelas, hospitales, etc.

Esto es lo que ocurre en la Sierra Norte, los tres niveles de  gobierno avalan y autorizan estos proyectos con lo que protegen los intereses de los grandes inversionistas  del país y el extranjero.

Los proyectos de la muerte   en la Sierra Norte representan el modelo destructivo que ahora se va sobre las riquezas naturales y el daño irreversible a las comunidades porque atentan  contra las costumbres, lengua, tradiciones y cultura de los pueblos.

El modelo vigente, el libre mercado, neoliberalismo, o como se llame, es devastador y extractor de recursos, va por las grandes ganancias, para lograrlo pasa por encima de todo, de los mismos pueblos y recursos,  y cuando  ha  acabado con  todo se  va a otra región para seguir  con su labor destructiva.

Si el mismo gobierno autoriza  todo esto, si es  protector de los intereses de las grandes empresas, la única alternativa que queda es la organización de los pueblos  y comunidades de la Sierra Norte, ellos irán, como lo han dicho, hasta las últimas consecuencias.

 

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