Susan Castillo.-
El teatro es un género literario creado para ser representado, es el conjunto de varias bellas artes existentes hoy en día, como, la danza, la pintura y la literatura. Es una disciplina artística que requiere de variadas habilidades y aptitudes prácticas del hombre. Lamentablemente, la oportunidad de practicar el arte dramático en México y muchas otras partes del mundo es cada vez más reducida, puesto que los diferentes gobiernos aprecian cada vez menos el arte y la cultura, prefiriendo dar el recurso antes dirigido a esta rama a otras cosas que según su criterio electorero “verdaderamente valgan la pena”. Pero no solo eso, si no que propician que los grandes capitales monopolicen el desarrollo de las artes convirtiéndolas en mercancías que se venden al mejor postor y que responden a las modas momentáneas que ellos mismos inculcan en la sociedad; así, las empresas dedicadas a la producción cultural toman el arte de los diferentes países a los que llegan y lo hacen algo insignificante, mutilándolo día con día, a tal grado que se llega a una deformidad atroz del arte, dando como resultado un producto más para comercializar y funcionando, también, como un estupefaciente para la sociedad. Un teatro que se hace para ser vendido es un teatro mercantilizado y por más que se haga el esfuerzo siempre estará sujeto a la demanda de un teatro frívolo y superficial. Por eso es tan importante propiciar el acceso al arte a todos, sin distinción de la clase social a la que se pertenece, este es el sueño ancestral de todas las revoluciones y de todos los revolucionarios.
El Movimiento Antorchista considera firmemente que el verdadero arte debe servir para la educación de las masas, para la difusión de mensajes importantes e ideas políticas, logrando así que la consciencia del pueblo sea más poderosa y pueda romper las cadenas con las que por siglos ha sido atado.
Hablar de arte como algo que se debe y puede realizar por toda la sociedad suena utópico porque se ha olvidado quién dio origen al teatro: el pueblo.
El teatro surge cuando el hombre tiene el impulso natural de satisfacer sus necesidades básicas, ya que muchas de las diferentes tribus hacían ritos determinados para que la cosecha, lluvia o caza fueran abundantes, así como también lo utilizaban para comunicarse. Estos fueron los primeros vestigios de lo que después serían representaciones tributo para dioses o emperadores en las civilizaciones antiguas orientales como Egipto, India y China. Fue ya en la antigua Grecia donde surgió formalmente el teatro, con la creación del edificio dedicado específicamente para las representaciones dramáticas. En estas distintas etapas del desarrollo histórico del teatro, se puede apreciar un rasgo en común, y es que siempre el pueblo era el actor principal que ponía en escena sus preocupaciones necesidades y aspiraciones para mejorar su forma de vida, explorando a través del teatro posibles soluciones o explicaciones a su realidad social.
Es por eso por lo que la Muestra Nacional de Teatro organizada por el Movimiento Antorchista es un esfuerzo para que el arte vuelva al pueblo que fue quien le dio vida, logrando que las masas se den cuenta de la importancia del teatro, y cómo a través de este puede nacer una verdadera expresión de los sentimientos y problemas, ofreciéndole nuevas alternativas para transformar su realidad social. Es esta muestra un claro ejemplo de cómo la gente de las colonias populares, pueblos y escuelas públicas pueden ser quienes le den vida a las diferentes obras teatrales, este es el producto de darle fácil acceso a las diferentes bellas artes, en este caso, al arte dramático.
El arte así concebido, no será un fin en sí mismo, ni un divertimento para ornamentar o acomodar a los hombres, sino un medio para redimirlos, para prepararlos para la felicidad, y especialmente, para que tengan consciencia plena de por qué y para qué se hacen y se defienden las revoluciones.
