Metepec, Atlixco. Sobre las faldas del volcán popocatepetl se ubican varias comunidades que prácticamente son vigilantes del volcán, que en los últimos días reanudo su actividad. Las familias desarrollan su vida cotidiana en medio de la pobreza, carecen de servicios básicos, y la preocupación es latente, pues algunas rutas de evacuación se encuentran en pésimas condiciones.
En los municipios de Atlixco y Tochimilco hay varias poblaciones que se encuentran dentro del margen de alta peligrosidad catalogados por el gobierno de Puebla, y que en caso haya una erupción, tendrán que ser evacuadas en su totalidad.
Los habitantes de la colonia Antorcha Popular, en Metepec son unos de las 12 mil 982 personas que se encuentran en riesgo de acuerdo al Centro Nacional de Prevención y Desastres (Cenapred). Prácticamente tienen el volcán a unos pasos, e incluso los habitantes aseguran que se encuentran más cerca del volcán que del centro de Metepec.
A diario los vecinos son testigos de ruido que emite el volcán desde su interior, observan las fumarolas de vapor de agua que emite, e incluso en los momentos de mayor actividad, son los primeros afectados por la lluvia de ceniza.
Don Blas Ventura, habitante de la colonia Antorcha Popular relata que la gente se ha acostumbrado a vivir junto a «don Goyo», como lo conocen también al popocatepetl y confían en que no pase más allá de fumarolas.
Y aunque el temor y el riesgo es latente entre los ciudadanos, también menciono que no han recibido la información de las autoridades locales para evacuar la zona, y lo poco que saben se debe a los medios de comunicación, principalmente la televisión, pero están seguros que se quedarán ahí, porque tienen un patrimonio que cuidar: sus casas y animales.
Se encomiendan a Dios
En los pueblos cercanos al volcán viven más personas adultas que jóvenes, ya que estos últimos han emigrado, principalmente a Estados Unidos o a otras ciudades en busca de trabajo, es común ver transitar por las principales calles a señoras y señores que van a trabajar la tierra, solo con la compañía de sus hijos mas pequeños o nietos.
Pero tras la reanudación de la actividad volcánica, los pobladores dejan sus vidas en «manos de Dios», y dicen que desde hace años han vivido en aquellos lugares y no pasa nada. Incluso en los días de mayor actividad, en la que el cráter se tiñe de rojo por el material incandescente que se acumula.
Teresa Pilar Cordero, de la colonia Antorcha Popular afirma que «ya estará de Dios lo que pase, esperamos que no sea malo y que el Popo se calme pronto», incluso su vida cotidiana continua a pesar de la cobertura mediática de los últimos días.
A unos kilómetros de ahí, en San Pedro Benito Juárez, junta auxiliar de Atlixco, doña Petra Hernández González, una mujer adulta reconoce que ante tanta insistencia de las autoridades, en algunas familias han generado un «poco de miedo», pero también se cuestiona que en caso de una evacuación, no dejarán todo.
Por ello, también se encomienda a Dios y deja en claro que todo dependerá de él, «solo Dios sabe cuando va hacer erupción el volcán». De antemano, como ella y otras personas entre las que se encuentran sus vecinos, Josefa Morales Muñoz y Pedro Palacios Cordero afirman que han tomado una decisión, sus hijos serán los que en caso de alguna contingencia serán los evacuen, pero ellos se quedarán.
A pesar del riesgo, Teresa Pilar Cordero destaca que «aquí se escucha muchos por las noches, el jueves a las seis de la mañana se escucho un ruido fuerte y salimos a ver y estaba sacando fuego, se ve bonito, pero desaparece rápido, así como sale se apaga. Al principio nos daba miedo, pero ahorita ya nos estamos acostumbrando».
Pueblos olvidados por autoridades
En San Pedro Benito Juárez, solo algunas calles se encuentran pavimentadas, el resto no, algunas familias carecen de agua y luz eléctrica, pero sobre todo las rutas de evacuación se encuentran en pésimas condiciones, sus autoridades municipales e incluso estatales se han olvidado de ellos, aseguran.
No falto quien reprochó que las autoridades acuden hasta las comunidades únicamente en tiempos de campaña, pero después ni se acercan. «No piensa en la comunidad, hemos solicitado que se pavimenten las calles y no lo han hecho, vean como están, de puro polvo», manifestó doña Petra Hernández González.
De la misma forma, cuestiona el planteamiento de las autoridades estatales en el sentido de que el plan original es que en una hora se evacue a toda la población, pero tan solo para llegar al centro de San Pedro, algunas familias asentadas en las laderas del volcán se hacen hasta media hora, debido a la situación del terreno y sobre todo de las calles.
En la cabecera municipal de Tochimilco y en varias juntas auxiliares como Santa Cruz, una de las mas cercana al radio de peligro del volcán señalan que no han recibido la información necesaria en caso de alguna contingencia, «aquí todo esta bien, no pasa nada dice el presidente» afirma una de las personas, quien evitó dar su nombre por la postura del presidente.
Así, mientras la vida transcurre en aquella región del popocatepelt las familias se han acostumbrado a que en determinado momento del año, el «cerro que humea» -en náhuatl- dicen «despierta y así sabemos que esta vivo». En tanto el reclamo generalizado es hacia las autoridades que únicamente implementan planes de acción, pero después de eso se olvidan y los pueblos siguen viviendo en la pobreza.