Adrián Salazar.-
Morena llevó a cabo diversas asambleas, so pretexto de la supuesta “integración de los Comités Seccionales”, que no es otra cosa más que una parafernalia previa para la definición de las próximas candidaturas del proceso electoral del 2027, por tanto, dicha integración conformación resulta ser una guerra de espacios y de poder dentro del partido. Es decir, carecen de unidad ideológica y de acción, sus aspiraciones son personales, mezquinas y, en consecuencia, no representan a nadie más que a ellos mismos y eso que pertenecen al Movimiento que se autoproclama “La esperanza de México”, vaya contradicto in adjecto.
De acuerdo con algunos analistas, estamos ante el preámbulo de la lucha que se avecina por el control de los Comités Seccionales porque ya hay quienes andan ofreciendo las próximas candidaturas a las alcaldías si es que consiguen tener el control de dichos organismos y, tercero, por las señales de que ya hay quienes se están posicionando como prospectos para esas candidaturas.
Justo en este contexto, el diputado local por el Distrito 23, con cabecera en Acatlán de Osorio Pavel Gaspar Ramírez, ¡por Morena!, presumió en sus redes sociales acudir a la asamblea seccional de Olomatlán, junta auxiliar de Tecomatlán, comunidad gobernada actualmente por personas afines a este partido político.
Pues bien, traigo esto a colocación debido a que el representante morenista en el Congreso del Estado presume que “el poder esta en el pueblo”, entonces surge la pregunta ¿de qué le ha servido eso al pueblo de Tecomatlán? ¿Qué transformación concreta, material, ha tenido para superación y desarrollo de sus habitantes, de la mano de personajes como este y su partido? ¿Qué apoyos a recibido el pueblo olomateco para la elevación espiritual y política?
No hay, no existe porque Morena hace demagogia barata y corriente, azuzando al pueblo humilde y trabajador sólo para beneficio de quienes buscan encumbrarse en el poder, no educan al pueblo de México, no lo politizan para que sea este quien impulse en verdadero cambio social que se requiere, en donde la clase trabajadora que vive en pobreza, que somos alrededor de 100 millones de mexicanos, pueda vivir con dignidad, sin tener que andar mendigando mensualmente limosna al gobierno.
En cambio, si vemos que el Movimiento Antorchista, de la mano de las familias valientes, aguerridas y decididas de Olomatlán, ha asumido como propia la tarea de concientizar al pueblo de México para que se organice y luche para transformar, en un primer lugar, su realidad inmediata, sus condiciones materiales y, en segundo lugar, el país, con un proyecto de nación bien definido.
Este proyecto pugna por la creación de empleos para todos aquellos que estén en edad de trabajar; salarios bien remunerados que les permitan vivir, a los trabajadores y a sus familias dignamente y con decoro; reorientación del gasto social hacia los sectores sociales más vulnerables y una política fiscal progresiva donde, los que más ganan, paguen más impuestos, y quienes tengan menos ingresos, su aportación sea menor.
Este trabajo político del pueblo organizado en Antorcha, ha permitido que Olomatlán tengan escuelas donde los niños y jóvenes puedan estudiar sin tener que salir de su comunidad, tengan calles pavimentadas donde puedan transitar todos (antorchistas y no antorchistas), de forma segura, que tengan el servicio de energía eléctrica, agua potable, drenaje sanitario y, como parte de los logros más recientes, la reconstrucción de la clínica, misma que implicó una larga lucha difícil, pero con el tesón del pueblo organizado y la confianza en la justeza de su lucha, lo lograron. Aquí se podrán atender todas las familias de Olomatlán, incluso aquellas que no sean de la comunidad, pero requieran el servicio.
Es cierto que ahora falta personal médico, y esa lucha también la están dando los antorchistas de Olomatlán, ¿no convendría a esos morenistas que tienen el poder político sumarse con acciones para que se atienda esta importante demanda, si es que en verdad les importa el bienestar del pueblo olomateco?
No sólo ha contribuido al progreso material, sino también en la transformación del hombre mismo a través de clubes culturales y deportivos donde los niños, los jóvenes y los adultos, puedan desarrollar sus habilidades, fomentando el trabajo colectivo, la sensibilidad, el humanismo científico, que también son aspectos necesarios en toda persona bien nacida que busca no sólo el bienestar individual, sino colectivo.
Con esto, considero, queda demostrada una vez más, la doble moral de Morena y todos los que avanzan bajo el manto protector de este partido, que ha resultado un verdadero fraude a la clase trabajadora que lo llevó al poder. Los morenistas se rasgan las vestiduras diciendo en todos y cada uno de sus discursos “primero los pobres”, pero en los hechos, como lo puede comprar cualquier persona aliada a la razón, sólo buscan en beneficio personal a costa del pueblo.
Lamentablemente esto pasa a todos los niveles, como lo demuestra la prensa, desde la Federación, pasando por los estados y los municipios, hasta llegar a las pequeñas comunidades, como la junta auxiliar de Tecomatlán, por eso la urgencia de que cada día nos sumemos a la lucha por educar al pueblo de México, elevar su conciencia política para que pueda entender su realidad circundante y transformarla, requisito inexorable, organizarse y luchar. Dijo Cervantes en su obra “El ingenioso Don Quijote de la Mancha”, ningún hombre es más que otro si no hace más que otro. Y nuestra realidad es objetiva.
