Hace un mes mi mamá sufrió un asalto en el centro histórico, la semana que pasó abrieron mi camioneta y robaron algunas pertenencias en El Carmen, a una amiga le robaron su auto y a un sobrino su reloj y su teléfono celular. Estas anécdotas inmediatas reflejan el estado de inseguridad que vivimos en Puebla, muy a pesar de los anuncios pomposos que hacen los gobiernos estatal y municipal.
Lamentablemente esto ya es un lugar común, una condición para cohabitar en Puebla, casi la mitad de personas que conozco sufrieron un delito o lo padeció un familiar suyo.
Si a esto le agregamos el desempleo al alza en la entidad poblana y los malos salarios que pagan peores patrones, pues entonces lo que sucede en Puebla en cuanto a la seguridad y de paso con el desempleo dificultan la convivencia y generan infelicidad.
Claro está que las autoridades en turno carecen de una percepción real para solucionar éste y otros problemas inmediatos, pero lo más grave es que su incapacidad en ese y otros ámbitos de gobierno no son lo suyo, a los ciudadanos sólo nos queda el ejercicio del voto para darle un “zape” a las autoridades.