Se cree que el ser humano fue lo último de la creación, antes de la especie humana durante muchos millones de años el planeta estuvo habitado por la diversidad de especies de animales tanto en el mar como en la superficie. Debió haber sido maravilloso ver un mundo poblado sólo por animales, un mundo no tocado por la especie humana.
Pero hubo un tiempo remoto, quizá hace 5 ó 10 millones de años, en que se empezó a ver entre los animales una rara especie que no se parecía a los demás, convivía con las especies animales pero era deferente, de comportamiento y estructura física diferente, a diferencia de los animales estaba dotada de una inteligencia muy superior, era el ser humano en sus manifestaciones primitivas, el mismo que hoy pisó con su naves espaciales el planeta Marte.
La cúspide de la creación fue el ser humano, pareciera como si Dios le hubiera dicho: este es tu mundo, te lo entrego para que lo cuides y vivas de él, respeta y cuida a todas las especies de animales y plantas, están a tu servicio pero cuídalas, comparte con ellas, cuida sus espacios, respétalos, ellas también son vida.
Sin embargo, ese ser humano se empezó a convertir poco a poco a poco en el mayor enemigo de las especies animales, en su etapa primitiva ese ser humano usó a los animales para alimentarse, millones de años después los empezó a eliminar para ocupar sus espacios, para construir ciudades, para explotar sus pieles con fines comerciales, para venderlos y exhibirlos en parques de diversión.
La eliminación del mundo animal por el ser humano se intensificó en los últimos cien años, en este periodo eliminó más especies que en toda sus historia de millones de años, en estos cien años se dedicó a cazarlos, a eliminarlos con fines comerciales, a venderlos de manera ilegal, a invadir sus espacios.
A este ritmo de destrucción el ser humano quizás no le lleve más de cien años para eliminar toda la especie animal del planeta. Hoy si se hace un recuento por especie se podrá saber que en algunas especies solo quedan menos de mil en el mundo, el ser humano tristemente usa su inteligencia para eliminarlas.
Las nuevas generaciones sólo en fotografías y disecadas conocerán especies eliminadas en el mundo, no será raro que en un tiempo muy corto en esas condiciones se vean las águilas, los osos, los pumas y elefantes, por mencionar algunas especies, quedan tan pocos.
Es absolutamente contradictorio que a mayor desarrollo humano, cuando casi coloca hombres en el planeta Marte, ocurren más ataques a la naturaleza, a sus especies y recursos, a mayor tecnología y ciencia mayor destrucción, a mayor educación y cultura mayor eliminación de especies y destrucción de la biodiversidad.
En su alocada carrera por la modernidad el ser humano se vuelve más destructivo e insensible, le estorban los ríos, los bosques, el agua, las especies animales, en su lugar está construyendo gigantescas planchas de cemento que provocan calor porque ya no hay filtraciones de agua. Sus enormes ciudades son cada vez más calientes y complejas porque el oxígeno se contamina y se complica por la ausencia de bosque y agua, la que se ubica a mayores profundidades.
Hoy en el llamado mundo moderno las opciones educativas se multiplican, escuelas de a montones, universidades por todos lados, mucha educación, lo lamentable es que esa educación no ha servido para transformar positivamente al ser humano, que lo haga más sensible a las cosas, a la vida, a las especies, los recursos, al contrario, lo ha hecho más enemigo de ellos, lo ha hecho ha hecho más ambicioso, más destructor y depredador, el ser humano educado y formado para destruir. La educación de hoy forma ciudadanos preparados para competir por el poder, por el control, por ser superiores a otros, forma robot sin conciencia al servicio de otros, forma consumidores y extractores de recursos.
No vamos lejos, en el mismo estado de Puebla ¿qué especies de animales tiene aún? Casi no se ven por ningún lado. Puebla ha perdido mucha zona boscosa y con ella las especies, vaya, ni conejos se ven.
¿ Y el gobierno que hace? Está construyendo grandes complejos de cemento, grandes puentes y distribuidores viales para más automóviles, creando más reservas territoriales para ampliar las zonas urbanas, facilitando todo al sector privado para que ocupe más espacios y construya más infraestructura con el argumento que genera más empleos.
Bueno, hasta eliminó la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales porque le pareció innecesaria, un estorbo y una carga financiera. A todo eso le llaman modernidad.