Al inaugurar la noche del miércoles 20 de marzo la exposición Prodigios de la luz. Sorolla y sus contemporáneos, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta, afirmó que esta reunión de obras representa una oportunidad para que el público se acerque al legado de esa escuela española que plasmó el costumbrismo de las costas del mar mediterráneo.
“En esta exposición que tiene cerca de 50 obras, hay 29 originales de Sorolla y otros más de sus contemporáneos. Se da en ellos cuenta de la vida en el mar mediterráneo, de las costas españolas, de esa luz única que Sorolla, uno de los grandes pintores de su tiempo, recoge y plasma con su pincel”.
El presidente del Conaculta recordó que en 1910 se presentó por primera ocasión en México una obra de Sorolla con motivo de las Fiestas del Centenario, donde se recibieron huéspedes de 31 países, muchos de ellos representados con obras que conmovieron y mostraron, por primera ocasión, un mundo desconocido para muchos de los habitantes de la Ciudad de México.
“Una de las primeras exposiciones internacionales que se presentó en México fue la de Artes y Oficios de España, que se llevó a cabo en la Escuela de San Carlos, donde se presentaron decenas de obras de Sorolla y sus contemporáneos, y una de las más representativas, Tejiendo Redes, la adquirió el entonces ministro de Instrucción Pública, Justo Sierra, para los acervos nacionales”.
Rafael Tovar agradeció la aportación del Museo Nacional de Cuba por las 15 obras que proporcionó para esta exposición, que da cuenta de un período muy importante de la pintura española.
“Es el momento anterior a los cambios fundamentales que tendrá en el siglo XX con el cubismo, con la aparición de Picasso, de todos estos grandes pintores, pero que en la época de Sorolla y sus contemporáneos, marcaron sin duda también a la pintura de su nación. Enhorabuena para el público mexicano”.
En la inauguración estuvieron presentes María Cristina García Cepeda, directora general del INBA; Carmen Gaitán, Directora del Museo de San Carlos; Dagoberto Rodríguez Barrera, Embajador de Cuba en México; Pedro Velasco, Vicepresidente del Patronato del Museo de San Carlos; Carlos Cesar Morales, Ministro Consejero de la Embajada de España y Luz Merino Acosta, Subdirectora Técnica del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
María Cristina García Cepeda dijo que con esta exposición, el Museo de San Carlos da inicio a un año de proyectos, coincidiendo con la celebración de los 45 años en que abrió por primera vez sus puertas al público.
“Agradecemos la invaluable colaboración que para esta muestra prestaron la embajada de Cuba, España, el Museo Nacional de Bellas Artes de la Habana, el Museo Franz Mayer, así como los coleccionistas privados”.
Dagoberto Rodríguez Barrera, embajador de Cuba en México, mostró su entusiasmo por la iniciativa del Conaculta y el Museo de San Carlos para acercar al público con los grandes exponentes de la pintura española.
“Esta muestra es también un homenaje a los históricos vínculos culturales entre nuestros países y a la colaboración a favor del fortalecimiento de la cultura”.
Carmen Gaitán, directora del Museo de San Carlos, dijo que Sorolla creó a lo largo de su trayectoria unas 2 mil piezas, presentándose en esta muestra algunos de los ejemplos más característicos de su estilo.
«Sorolla es uno de los exponentes más importantes del luminismo, obsequiando al público escenas costumbristas, rostros de niños, pero sobre todo escenas en las playas, porque él vivió cerca del mar y trató de captar todo lo que veía a su alrededor. Es una muestra llena de colorido, de ternura, pero además en un estilo que está siendo revalorizado en el gran escenario de la plástica».
Manuel Crespo, curador de la exposición que culmina el 30 de junio, dijo que durante el siglo XX se desestimó la pintura que precedía a la vanguardia, siendo hasta la década de los 90 cuando se rescata a los exponentes de gran importancia en el arte, entre ellas el luminismo que mostró la luz y su relación entre las formas.
«Sin duda Sorolla es uno de los exponentes más importantes de su época y esta nueva mirada a su obra, despertará el interés entre los jóvenes por un artista que nos legó grandes imágenes y enriqueció el contexto del arte iberoamericano».
Durante el recorrido, el público pudo apreciar la emblemática Niña, pintada por Sorolla en 1904, así como Haciéndose a la mar, de 1908.
Otras obras que fueron muy celebradas fueron Pescador, Niños en el mar, Niños en las rocas, Jávea, En la playa, Bueyes arreando barcas, Pescadoras valencianas, Estudio de barcas, Barcas playa de Valencia y Tejiendo redes, esta última del acervo del Museo de San Carlos.