La fe en sí mismo es una expresión análoga de un alto nivel de autoestima; es importante que ésta crea, confié y se ame lo cual no es sinónimo de egoísmo, aunque culturalmente se ha deformado el concepto; por el contrario se es egoísta cuando no se sabe ni aprende a amarse, opinó el doctor Ricardo Peter Silva, profesor investigador de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la BUAP.
La fe es la creencia en una verdad que se considera revelada o proclamada. Es un paso hacia el interior más que religioso, ya que comprende determinadas verdades que el sujeto considera que han sido comunicadas por un ser supremo, conceptualizó.
La confianza o fe hacia una persona es considerada una adhesión intelectual. También puede ser una adhesión de tipo emocional a un credo o verdad. «Cabe mencionar, que la raíz etimológica hebraica del concepto de confianza, esperanza y amor, es la misma, es por eso que son adhesiones emocionales», agregó.
La fe puede ser natural o sobrenatural; una persona puede tener fe en la honestidad de otra, creer y confiar en ella y, a veces, por consiguiente uno llega a amarla. Pero la fe sobrenatural tiene que ver con verdades reveladas, como el judaísmo, cristianismo o budismo, que sostienen ser doctrinas a partir de verdades reveladas, explicó.
Un ejemplo de fe, es cuando algunas personas renuncian a una vida burguesa o de lujos y se dedican al cuidado de los demás, creando fundaciones u hospitales donde atienden y cuidan a los más necesitados. Por consiguiente, las acciones de estas personas las llevan a consagrarse, ser heroicas o admiradas por la sociedad y el mundo, como la madre Teresa de Calcuta, un modelo de fe, abundó.
Peter Silva recomendó que «es muy importante para la juventud asumir el valor del altruismo, lo que le llaman servicio social requerido en las universidades, no debería ser algo meramente institucional. No, sólo para los jóvenes sino a cualquier edad, tener una vida de entrega al bien de la comunidad, hace crecer humanamente a cualquier sujeto».
Por último puntualizó que «el amor a los demás y hacia uno mismo trae consigo beneficios, porque transforma a la persona y la hace crecer, hablando terapéuticamente, es sano y básico para la vida. Tener un proyecto para el bienestar común, te responsabiliza».