Valentín Gómez.-
La lucha que desde hace varios años vienen dando los pobres del estado de Hidalgo es de las más largas y difíciles que ha enfrentado el Movimiento Antorchista Nacional. Los gobernadores anteriores (y el actual) han abandonado a los pobres a su suerte y han negado los servicios más elementales a las comunidades y a las colonias marginadas.
Desde que inició el mandato del actual gobernador, Julio Menchaca Salazar, el Comité Estatal del Movimiento Antorchista en Hidalgo, encabezado por su dirigente Guadalupe Orona Urías, solicitó audiencia para entregar un pliego petitorio en donde se enumeran las demandas más sentidas de miles de ciudadanos pobres de ese estado; sin embargo, a dos años de haber solicitado audiencia es el día en que nuestros compañeros no han sido atendidos por el gobernador de ese estado ni han recibido solución a sus legítimas demandas.
Ante este desprecio del gobierno, los antorchistas han acudido en comisiones casi cada semana frente a palacio de gobierno para ser atendidos y escuchados, pero no solo no han sido atendidos y, por el contrario, han sido amenazados e intimidados por parte de los funcionaros del gobierno estatal.
La actitud del gobernador de Hidalgo y su grupo no es casual, obedece a una política diseñada desde el gobierno federal para negar obras y servicios a los pobres que no son afines a la Cuarta Transformación y así desanimarlos en su lucha y debilitar a las organizaciones sociales que no comulgan con el morenismo.
Sin embargo, deben saber que su política de oídos sordos afecta a los más pobres del estado y que más temprano que tarde la población se los cobrará, deben saber también que su negativa a solucionar los problemas de los ciudadanos causa un efecto contrario a lo que buscan, pues la lucha está templando y educando a nuestros compañeros y está enseñando a descubrir a sus verdaderos enemigos de clase aunque estos se embocen en el discurso de “primero los pobres”.
Para demostrar a la opinión pública que el actual gobierno de Hidalgo no gobierna para los pobres, sino para un sector privilegiado y para quienes se identifican con Morena, veamos algunos datos estadísticos de la situación social, laboral, de salud y educación en que se encuentra este estado, que tiene una población total de 3 millones 83 mil habitantes.
De acuerdo al informe de pobreza y evaluación 2020 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el porcentaje de población vulnerable por carencias sociales fue de 38.9%, es decir 1,162,100 personas aproximadamente presentaron carencias; mientras que para los años 2023 y 2024, en su información publicada referente a la pobreza laboral el Coneval señala que entre el primer trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024, la pobreza laboral se mantuvo en 49.6% en el campo, mientras que en la población urbana pasó de 34.0% a 31.4%.
En este mismo contexto, los reportes estadísticos de medición de pobreza especifican que durante el cuarto trimestre del año pasado, Hidalgo se ubicó en el sexto lugar a nivel nacional entre los estados con mayor porcentaje de la población con ingreso laboral por debajo de la canasta alimentaria, lo que lo situó entre los estados con mayor pobreza laboral.
Los datos arriba señalados reflejan la vida diaria y los testimonios de la población que viven en las zonas alejadas y marginadas como es el caso de los habitantes de la sierra Otomí Tepehua, en donde los ciudadanos manifiestan que en el hospital no hay insumos, ni instrumental ni personal médico los fines de semana y que para casos delicados y de urgencia deben trasladarse a Metepec o Tulancingo.
En la huasteca hidalguense los habitantes manifiestan que el hospital regional da atención a habitantes de 8 municipios marginados, pero al igual que en otras regiones del estado el nosocomio carece de medicinas, jeringas, cubre bocas y que las clínicas de salud de las distintas comunidades se encuentran en completo abandono y sus carreteras se encuentran intransitables.
En cuanto al Agro, los campesinos hidalguenses más que nadie han sentido los embates de la naturaleza y el abandono del gobierno de la Cuarta Transformación, pues de acuerdo al testimonio de agrupaciones agrícolas, en el estado se dejaron de sembrar 21 mil hectáreas de tierras de cultivo y de acuerdo a la alianza campesina agropecuaria de Hidalgo (ACAH) se requiere una inversión estimada en 2,000 millones de pesos, recurso que no se ve que se vaya a destinar, pues el gobernador está más preocupado en embellecer la ciudad capital al destinar 500 millones de pesos en “imagen urbana”.
Estos son sólo algunos ejemplos de la triste realidad en Hidalgo, pero hay muchas más que omitimos por obvio de espacio pero que son conocidas por los habitantes de ese estado; por ello creemos que la persistencia y la lucha de nuestros compañeros hidalguenses es legítima, pero además necesaria para despertar la consciencia y la unidad de los pobres del estado.
Sus compañeros de todo el país siguen de cerca y todos los días las protestas que vienen realizando y están dispuestos a sumarse a su lucha en caso de que esta tome un cariz nacional, que no les quepa ninguna duda a los émulos de dictadores en Hidalgo.