Un estudio reciente demuestra que el nacimiento prematuro representa un factor de riesgo para la aparición de trastornos psiquiátricos durante la vida adulta, lo que plantea la necesidad de considerar las condiciones en que nacen los bebés, advirtió Carmen Lara Muñoz, investigadora de la Facultad de Medicina de la BUAP.
Al concluir la sesión bibliográfica semanal que se transmite por Tv Red, durante la cual estudiantes de diversos grados hacen una revisión y discusión sobre un tema específico, la especialista en psiquiatría destacó el trabajo «Preterm Birth and Psychiatric Disorders in Young Adult Life» desarrollado por un grupo de investigadores suecos.
Resaltó que para dicho estudio se realizó un seguimiento a más de un millón 300 mil sujetos desde el nacimiento, hasta los 16 años, a fin de determinar si las condiciones en que nacen los bebés, son factores que influyen sobre la aparición de trastornos psiquiátricos en la vida adulta.
Se determinó que hay tres condiciones que pueden tener este efecto, como bajo peso al nacer, nacer antes de tiempo o sufrir hipoxia neonatal, y se detectó que de estos tres factores el que más influía para que se presentara un trastorno psiquiátrico, es el nacimiento antes de las 32 semanas.
«Entonces el nacimiento pre-término aumenta el riesgo de tener trastornos como el bipolar y plantea la necesidad múltiple de mayores estudios, así como tomar en cuenta las condiciones en que están naciendo los bebés».
Lara Muñoz explicó que estas condiciones también se asocian, aunque no tan claramente, con trastornos como conducta alimentaria que podría ser anorexia, o con el uso de sustancias adictivas como el alcohol.
«Lo anterior nos está hablando de que el hecho de nacer antes de tiempo, genera cierta vulnerabilidad a nivel cerebral y hace posible que podamos desarrollar estos trastornos, lo que es un factor de riesgo».
La especialista en psiquiatría recomendó que ante una situación semejante, es importante estar al pendiente de cualquier manifestación de probable psicopatología, más que para prevenir, para detectar oportunamente el trastorno e iniciar un tratamiento.
Mencionó que de existir un alto riesgo se debe revisar cualquier conducta anormal o una señal de alerta, que es un cambio en el patrón normal del comportamiento, y no justificarla con episodios de la adolescencia u otro tipo de causas, sino pensar en la posibilidad de encontrar algo más.
«Por ejemplo alguien que es muy tranquilo y de repente empieza a tener demasiada actividad, o es inquieto y se manifiesta sereno en exceso, cualquier cosa que se salga de conductas habituales los papás deben de darse cuenta», dijo.