Nadie quiere el combate pacífico a la delincuencia

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Ayer escuchamos críticas al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, hasta de quienes se han manifestado fieles partidarios del Presidente. ¿El motivo? Su forma de enfrentar a la delincuencia.

           Está bien que busque la paz, decían, pero combatiendo a los delincuentes, enfrentándolos con las armas, que es el único lenguaje que ellos entienden. Quienes han matado, cortado cabezas, descuartizado, secuestrado, asesinado mujeres, asaltado en tiendas y camiones, ¿merecen que se les respeten sus derechos humanos? Preguntaban.

          Los intentos que hicimos para justificar la actitud de la autoridad, como que la violencia genera más violencia, eran respondidos de inmediato: “Entonces que sigan matando policías, soldados, marinos, guardias nacionales y el gobierno va a permanecer impávido ante esos hechos”

           “Los ciudadanos estamos hasta la coronilla de los abusos de los criminales que han demostrado en los hechos, no tener compasión de nada, ni de nadie.

             “Ayer fueron asesinados 13 policías en Michoacán y hubo no se cuantos heridos; en Acapulco se quemaron autobuses del servicio público y los dueños y trabajadores del servicio de transporte han sido amenazados y eso ocurre a diario y las fuerzas de seguridad se enfrentan a esos criminales en total desventaja.

            “Sabemos que los delincuentes reparten dinero entre las mujeres de los pueblos para que enfrenten a policías, soldados y guardias nacionales y en algunas partes han logrado despojarlos de sus armas y agredirlos a pedradas o con palos sin que ellos puedan defenderse. Eso, en vez de disuadir a los delincuentes, hace crecer a la delincuencia, pues saben que las autoridades nada les van a hacer porque lo tienen prohibido”.

             La percepción de la gente en general, es de que las autoridades están perdiendo el respeto de los ciudadanos y eso no es bueno ni para el gobierno, ni para la ciudadanía.

             Delincuentes profesionales, que han quitado la vida a decenas o cientos de personas merecen un castigo ejemplar. Sus familiares no tienen que ser involucrados, a esos sí hay que respetarles los derechos humanos, dijo un señor que participaba en la plática, pero a los “malos” hay que acabarlos o ellos van a acabar con nosotros, nos dijo.

              “Usted debe saber que en muchos estados del país hay pueblos enteros que han sido masacrados y que mucha gente ha emigrado en busca de lugares más seguros. No se puede tener ningún tipo de consideraciones para quienes roban, matan, extorsionan. No son gentes normales, no forman parte del pueblo sabio y bueno al que se refirió el señor López Obrador en alguno de sus discursos, sino gentes que merecen estar en la cárcel o en algún hospital psiquiátrico, o de plano ser eliminados”.

              Las autoridades federales, estatales y municipales, están obligadas a encontrar la forma de que la gente perciba que en verdad se está combatiendo a uno de los problemas más sentidos por la población, el de la inseguridad y la violencia.

               En un reciente viaje a Guerrero, hemos sido testigos del miedo que hay entre la población: todo mundo cesa sus actividades a las 19 o 20 horas, para permanecer encerrados, viendo la televisión tal vez. Es una sensación que nunca antes habíamos sentido y eso que Guerrero siempre ha tenido altos índices de criminalidad, pero donde en sus ciudades y pueblos, se podía andar con toda tranquilidad a cualquier hora del día o de la noche.

               Escuchamos ayer las exposiciones que hicieron en “la mañanera” los integrantes del gabinete de seguridad ante los periodistas. Buenas exposiciones, pero que no resultaron muy convincentes y es que la ciudadanía tiene mucho temor, ha sido muy agraviada por la delincuencia organizada o no organizada y lo que puede ocurrir, según uno de nuestros más centrados informadores, es de que los pueblos tomen la justicia en sus propias manos y que esto se vuelva un verdadero infierno.

             En Michoacán surgieron las autodefensas, que no han dado resultado y que ahora ya hasta pretendan enfrentarse al gobierno. En Guerrero desde 1995 se reglamentó el funcionamiento de las policías comunitarias en regiones de la Costa Chica y de la Montaña, con mejores resultados.

             Pero el caso es que debe haber cuerpos de seguridad respetados y respetables, que en una manifestación, como ha ocurrido en la ciudad de México, puedan someter al orden a los enmascarados anarquistas que hicieron destrozos en negocios privados y en oficinas públicas sin que nadie hiciera nada por contenerlos.

             Nos pusieron de ejemplo a Francia y a sus “chalecos amarillos”. La policía fue implacable con ellos, porque ellos también lo fueron con la policía, pero el triunfo siempre es de los buenos, no de los malos.

             En Nuestro país, nos dicen, siempre ganan los malos y hasta llegan a correr a las fuerzas de seguridad.

              Es urgente que las autoridades de todos los niveles de gobierno inventen algo para que no disminuya su autoridad ante los ojos de los ciudadanos que a veces piensan, que los policías, los soldados, los marinos, los guardias nacionales, tienen miedo.

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