Un estudio realizado en 13 países democráticos, incluido México, revela que la estructura familiar que garantiza el mayor bienestar de la población y la protección de sus derechos humanos es la conformada por matrimonios estables y donde padre y madre biológicos cuidan de sus hijos, por lo que es necesario que el Estado les ofrezca políticas de protección.
En el Teatro de la Ciudad, el Dr. Fernando Pliego Carrasco, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, ofreció una conferencia magistral, donde presentó los resultados de la investigación publicada en el libro «FAMILIAS Y BIENESTAR EN SOCIEDADES DEMOCRÁTICAS. EL DEBATE CULTURAL DEL SIGLO XXI».
«En sociedades democráticas es ineludible el derecho de la familia a ser protegida por el Estado, porque el desarrollo de las sociedades depende en gran medida de la estructuración de familias estables y de matrimonios estables, así lo muestra la información sistemática», dijo.
Convocado por la organización «Construye Familia» y ante sociedad civil, autoridades poblanas y la presidenta de la Comisión Especial de Familia del Congreso de Puebla, Ana María Jiménez Ortíz, Pliego subrayó que la investigación indica que el 84.9 por ciento de los registros de información estadística aportada por 351 publicaciones académicas oficiales mostraron que las familias integradas por parejas casadas y con hijos comunes tienen mejor bienestar (84%), mientras que los demás tipos de familia sólo aseguran mejores condiciones de bienestar en 1.2 por ciento de los registros de información.
La coordinadora general de Construye Familia, Gloria Angélica Vázquez Vargas, subrayó la importancia de dar respuesta a los retos que implican fortalecer la familia y eliminar todos los riesgos que amenacen el bienestar de las familias.
En su exposición, el doctor Pliego Carrasco señaló que en la investigación se encontró que el tipo de matrimonio que es facilitador del bienestar en la sociedades democráticas actuales es aquel donde se valora la estabilidad de la pareja, pero los hombres y las mujeres se relacionan de una manera más cooperativa y equitativa y adquieren nuevas habilidades emocionales y educativas para atender conjuntamente a sus hijos en los nuevos contextos de problemas y necesidades sociales.
Citó resultados de varias investigaciones. En el caso de México, el estudio elaborado en 2006 por el Instituto Nacional de las Mujeres a través de la UNAM en más de 83 mil casos, revela que en todo tipo de parejas hay violencia contra la mujer, pero en las mujeres casadas civil o religiosamente había violencia física en 7.9 por ciento de los casos en el último año analizado, en tanto que en las que cohabitaban en unión libre los niveles de violencia llegaron a 14.5 por ciento, es decir 80 % más.
Pliego mencionó la Encuesta de Maltrato Infantil y Factores Asociados en la que se entrevistaron a 2,900 adolescentes de Baja California, Sonora, Tlaxcala y Yucatán, que arrojó casos de abuso sexual cuando viven con su mamá y papá biológicos, pero cuando vivían con su mamá sola sube 38 por ciento la proporción de riesgo de abuso sexual y cuando vivían con su mamá y un padrastro, se incrementaban en 4 veces más los casos de riesgo de abuso sexual.
Otro estudio del Instituto Nacional de las Mujeres, en coordinación con el Instituto Nacional de Psiquiatría sobre el abuso físico y sexual contra mujeres adolescentes, muestra que el 38 % los casos se registró en niñas adolescentes que vivían con una mamá sola; cuando vivían con su mamá y un padrastro subía a 66 % en comparación con las que vivían con su papá y su mamá biológicos.
El académico mencionó que la Universidad Iberoamericana y el CIDE realizaron la «Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares» que estudio entre otros aspectos la deserción escolar de adolescentes y su relación con estructurales familiares, en la que menciona que cuando los niños, viven con su mamá y su papá biológicos, el 9 % desertó de la secundaria, pero cuando vivían con su mamá divorciada o separada subía hasta el 17 %.
El estudio realizado en México, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España, Estados Unidos de América, Holanda, Japón, Noruega, Perú y Reino Unido de la Gran Bretaña analiza las tendencias generales de bienestar.
El estudio tomó en cuenta los censos de población y encuestas representativas levantados en estas naciones, así como los índices de bienestar social y los indicadores de educación, seguridad física, funcionamiento de la pareja, salud sexual y reproductiva, ingresos y trabajo, así como vivienda entre otros.