La narradora, ensayista y dramaturga cubana nacionalizada mexicana, Julieta Campos, fallecida en 2007, consideró que su vida se dividía en cuatro tiempos: La Habana, el encuentro con la literatura, el arte, la música, el amor; un segundo tiempo ocupado por la escritura; su experiencia social al estar en contacto con la gente del estado de Tabasco como un tercer tiempo, y, por último, la cosecha de conjuntar su escritura con su visión política y cultural.
Como parte del acto «Recordando a Julieta Campos a 80 años de su nacimiento», sus amigas y colegas Rosalia Chavelas, Aline Pettersson, Luzelena Gutiérrez de Velasco, Denisse Dresser, Basia Batorska, Nedda G. de Anhalt y María Alicia Martínez evocaron su figura al mediodía de hoy domingo 6 de mayo en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
El político y escritor Enrique González Pedrero, quien fuera esposo de la narradora, agradeció su presencia y destacó: «Nos han vuelto a traer en el recuerdo, a Julieta para que estuviera entre nosotros este 6 de mayo, dos días antes de su cumpleaños… para en el pensamiento estar nuevamente cerca de esa gran mujer, de ese delicado ser humano, de esa amiga y compañera entrañable».
La escritora y ensayista Nedda G. de Anhalt evocó su prosa clara y elegante que se destacaba por su orden y precisión, mientras que la novelista y poeta Aline Pettersson subrayó los tintes poéticos que redondean las imágenes en sus libros.
«La líquida presencia de sus letras se derrama por medio de una amplia cultura dirigida hacia muchas vertientes. Sus libros están salpicados por su conocimiento de quienes han ido dejando una huella indiscutible en el desarrollo de la trayectoria humana».
Luzelena Gutiérrez, director del Centro de Estudios Lingüísticos del Colegio de México, explicó la importancia que para Julieta Campos tuvieron los viajes a distintas regiones y países y que marcaron su escritura.
«Viajar abrió a Julieta el ámbito del conocimiento entre las relaciones humanas y la literatura, por ello se convierte en un tema de interés nuclear en novelas como Tiene los cabellos rojizos y se llama Sabina, El miedo de perder a Eurídice y La forza del destino».
Por su parte, la periodista Denisse Dresser abordó su compromiso político y su entrega a los experimentos de desarrollo integral en Tabasco en la década de 1980 cuando su esposo fue gobernador del estado.
Es la que entrega una crónica de ensayos y errores para educar y generar conciencias y rescatar artesanías y establecer el pacto con la tierra y los orígenes: «Una mujer de ascendencia cubana, intelectual, refinada, parada en la intemperie de la pobreza en México. Ahí de pronto, descubre ese déficit de fraternidad que la hace cobrar conciencia y la lleva a participar, trabajar, involucrarse en el país que le reclama hacerlo».
La maestra Alicia Martínez Medrano destacó su apoyo al Laboratorio de Teatro campesino e indígena creado en el estado de Tabasco con la participación de siete comunidades y más de 30 maestros para crear montajes como Bodas de Sangre, que en 1986 tuvo la oportunidad de formar parte del Festival Latino en Nueva York.
Por último, la artista plástica Basia Batorska recordó sus charlas y dio lectura a los últimos párrafos escritos por Campos sobre su país natal, Cuba.
Julieta Campos obtuvo el doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana y estudió Literatura Francesa Contemporánea en La Sorbona. Fue maestra en la UNAM; directora de la Revista Universidad de México; miembro del consejo de redacción de Vuelta; presidenta del Pen Club de México (1978–1982) y colaboradora de numerosas revistas y suplementos culturales.
Recibió el Premio Xavier Villaurrutia 1974 por Tiene los cabellos rojizos y se llama Sabina. Entre sus obras se encuentran crónicas: Cuadernos de viajes (2008); ensayos: La imagen en el espejo (1965), Oficio de leer (1971), Función de la novela (1973), La herencia obstinada (1982), Un heroísmo secreto (1988), Bajo el signo de Ix Bolon (1988), Tabasco: un jaguar despertado. Alternativas para la pobreza (1996), y novelas: Muerte por agua (1965), Celina o los gatos (1968) y La forza del destino (2004).