Rinden homenaje a Dolores Castro, para quien la poesía es dolor, verdad y luz, en el Palacio de Bellas Artes

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A su 89 años, la poetiza Dolores Castro recibió un emotivo homenaje este domingo 15 de julio en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en el que la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, Teresa Vicencio Álvarez, le entregó un diploma en el que se resaltan sus aportes a la literatura nacional.

En el reconocimiento organizado por el INBA/Conaculta, a través de la Coordinación Nacional de Literatura, como parte del ciclo «Protagonistas de la literatura mexicana», participaron los también escritores Manuel Andrade, Carmen Galindo y Jorge Asbun. Dolores Castro fue recibida con emotivos aplausos a los que ella correspondió con sonrisas.
En su oportunidad, Andrade señaló que Castro es una autora que logró encontrar en lo cotidiano valores profundos, a través del uso de un lenguaje claro y directo, que, desde sus primeros versos, escritos en su adolescencia, mostró que era capaz de desarrollar una aguda observación del mundo que la rodea.
Y anunció que antes de concluir este año la Coordinación de Difusión de la Universidad Nacional Autónoma de México presentará un disco con lecturas de poemas en voz de algunos de sus autores, entre ellos la propia homenajeada.
«Para esa grabación preparé un texto de presentación que me parece es oportuno comentar en este momento: La poesía de Castro proviene de la permanencia de su mirada aguda y constante de su entorno. Su obra abraza paisajes positivos y les da permanencia, mientras el tiempo atroz lo roe todo.
«Uno de los elementos más destacados en su obra es la manera de vivir el lenguaje, el cual emplea de manera desnuda, sin complejidades ni artilugios, pues las formas sencillas del habla cotidiana son la constante en su producción, que se derivan de una intensión precisa e intencionada, pues ella vive atenta al mundo».
Para Andrade, la invitación a conocer la obra poética de Dolores Castro está sustentada en la forma en que ella se apropia de las vivencias cotidianas, con frases apuntaladas en el eco que provocan en el lector, pues el suyo es un oído alerta a las sutilezas del lenguaje, que permanece en vela para, por un lado, organizar el diálogo cotidiano y, por el otro, el desarrollo de su poesía.
El aporte divertido lo dio la periodista y escritora Carmen Galindo, quien recordó que en sus años de escuela, en la Carlos Septién, donde Rosario Castellanos daba clases –»y era la mejor amiga de Castro» –, entró por primera ocasión en contacto con el mundo de la poetiza, «un término que quiero defender porque en general se entiende con un sentido peyorativo, pero en realidad no lo es, es simplemente el femenino de poeta, y en el caso de Dolores, ella lo es toda la extensión de la palabra».
Recordó también en aquellos años, «haberme enterado que ella había sido novia de Pedro Coronel… ¡no lo podía creer! Por ello desde luego, pues el pintor me parece que es muy bueno en su producción, pero no era un caballero… pero bueno, aún así, decidí acercarme a ella, sobre todo a sus poemas».
Ante las referencias que hizo la comentarista sobre su vida personal, Dolores Castro intervino en la charla: «Bueno, sí es cierto, fui su novia, pero lo hice porque era zacatecano, de provincia como yo, que nací en Aguascalientes, lo cual era un vínculo muy fuerte».
Galindo resaltó que cuando tuvo la oportunidad de entablar amistad con Castro, a través de la que ella mantenía con Castellanos, pudo comprobar que «se trataba de una mujer llena de vida, que la amaba y que era capaz de plasmar las emociones más profundas».
Llegó el turno de Jorge Asbun, para quien la lectura de los versos de la homenajeada hace que el lector se convierta en parte de la obra misma, «algo que muy pocos autores logran hacer y que la ubican como una autora fundamental en la literatura mexicana.
«La suya es una poesía original y profunda, desde sus primeras obras demostró poseer esa capacidad, lo cual me parece es impresionante; su universo gira en torno a la vida, la lectura de la misma nos hace más humanos, de ahí que como ha comentado el maestro Andrade, este reconocimiento es sobre todo una invitación a leer su producción».
Castro volvió a tomar la palabra: «En verdad les quiero agradecer este homenaje, estoy en esa edad en la que uno despierta, ve al Sol y no puede hacer otra cosa que darle gracias a Dios por aún tener vida… la poesía para mí es dolor, verdad y luz; cuando un poeta habla de la muerte es porque ama la vida y eso es lo que comparto con los lectores.
«También les agradezco porque me han hecho muy feliz hoy, me han hecho reír y volver a reflexionar sobre mis poemas, sobre mi vida como poetiza, para sumarme a la idea de Galindo, con la que estoy de acuerdo, y porque tengo la oportunidad de decir en público que en este momento de tanto desasosiego, es conveniente volver a la poesía».