Desde los inicios de la administración federal, la que aún no tiene ni cinco meses, entre las estrategias anunciadas está la llamada “Cruzada nacional contra el hambre”. El término resulta un tanto preocupante porque refleja que en México hay gobiernos ineficientes al reconocer que muchos millones de mexicanos están en esa etapa de no tener acceso ni a los alimentos.
Explica el gobierno que la Cruzada nacional contra el hambre no implica no sólo dar de comer a los que no tienen alimentos, sino toda una serie de acciones como mejorar la atención médica, la educación, la vivienda, impulsar proyectos productivos, ampliación de caminos, disponibilidad de transporte, etc.
No se ve mal que el gobierno anuncie esas acciones para sacar del atraso a millones de mexicanos que han llegado al nivel de tener hambre. Está bien que no les dé el pescado, sino que les enseñe a producir los pescados y a pescar.
Con este programa el gobierno priísta al llegar nuevamente al poder presidencial trata de decir que viene a corregir todo, a hacer lo que los dos gobiernos panistas anteriores no pudieron hacer, que viene a aplicar justicia, a gobernar mejor, y en especial atender las necesidades de los grupos marginados del país.
Así, la Secretaría de Desarrollo Social se ha convertido en la especialista en pobres de este país, las delegaciones federales están llenas de marginados, incluyendo los adultos mayores, todos los días se ven largas filas en espera de apoyos.
De lo que no habla el gobierno federal es que ese crecimiento de la pobreza en el país lo generó un modelo económico injusto que se basa en la explotación laboral, pésima impartición de justicia, acumulación de riqueza en grupos empresariales, abandono y baja inversión en el campo, desplome en la generación de empleos, crecimiento de inseguridad, educación casi privatizada, pésimos servicios médicos, un seguro popular que no es seguro ni popular, etc.
Todo esto es lo que generó y acumuló pobreza en el país, profundas desigualdades entre los sectores, inequidad entre hombres y mujeres, privilegios para los grupos minoritarios que detentan el poder y la mayor parte de la riqueza del país.
Hoy el gobierno Federal dice darse cuenta de la situación y anuncia una cruzada nacional contra el hambre pero sin moverse un ápice del modelo económico vigente, sin disminuir los privilegios para la clase pudiente, sin bajar los grandes sueldos a funcionarios de primer nivel, políticos, senadores, gobernadores, presidentes municipales, magistrados, diputados, etc.
El gobierno dice atender el problema del hambre pero no deja de provocarla con los gasolinazos mensuales, la alzas constantes al gas, electricidad y más y mayores impuestos, por un lado regala despensas, y por otro sigue dando de palos con el alto costo de la vida, dejando plena libertad al sector privado para que haga lo que quiera, por un lado dice combatir el hambre, por otro sigue con sus reformas que dañan a la población, los trabajadores, como es la reforma laboral hecha a favor de la clase patronal.
El gobierno federal con su cruzada nacional contra el hambre, entrega pan y tortilla fría a los pobres, leche que sabe a medicina, despensas con aceite y galletas baratas, sopas para pobres, entrega limosnas para que millones de pobres no mueran de hambre, pero eso sí, el modelo económico no cambia, los señores del poder económico y político avientan unas monedas, regalan algunas despensas, pero para eso los pobres se tienen que formar, hacer grandes filas, deben entregar documentos que demuestren estar en la miseria, deben firmar, mostrar su credencial, sí, claro, todo en orden.
Así sea permanente la Cruzada contra el hambre lo más seguro es que al final del sexenio en vez de erradicarse habrá más mexicanos con hambre porque el modelo injusto los seguirá generando. La Cruzada Nacional contra el hambre es sólo una estrategia que políticamente le deja dividendos al partido en el poder.