Los pueblos indígenas enfrentan a diario múltiples formas de discriminación

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pleno sigloAX vAXAXeintiuno, una gran parte de lAXos más AXde 15 aAmillones de AXmexicanas y mexicanos indígenas no deja de verse expuesta, aún hoy, a vivir circunstancias de discriminación y exclusión en los ámbitos de la educación, la salud, la alimentación, el trabajo, la seguridad social, la vivienda y los servicios básicos.
En su Informe sobre Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas en México. El Reto de la Desigualdad de Oportunidades, el PNUD señala: «La población indígena tiene un Índice de Desarrollo Humano 11.3% menor que el de la población mexicana no indígena. El aspecto más vulnerable es el ingreso, en donde la brecha de desigualdad es del 17%». [1]
Entre rezagos y brechas, la discriminación en México sigue golpeando bajo a las personas y comunidades indígenas, siendo más palpables las violaciones cotidianas a sus derechos sociales (educación, salud, seguridad social, vivienda, servicios básicos y alimentación). «Los resultados muestran que el 93.9% de la población indígena está privada al menos de uno de estos derechos y el 64.2% al menos de tres».[2]
Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, 2010 (Enadis, 2010), ocho de cada diez mexicanas y mexicanos manifiestan que no han sido respetados sus derechos por motivo de sus costumbres o su cultura, por su acento al hablar, por su color de piel, por provenir de otro lugar, por su educación, por su religión o por su forma de vestir; mientras que siete de cada diez indicaron que fue por su condición de ser hombre/mujer, su edad, su apariencia física o por no tener dinero (Enadis, 2010).
La misma Enadis 2010 indica que 44 por ciento de mexicanos y mexicanas consideran que no se respetan los derechos de las personas indígenas.
El no respeto a los derechos de personas o grupos se torna escandalosamente violento cuando, todavía en el tiempo presente, existen prácticas de rechazo y discriminación que se basan, por ejemplo, en las diferencias de nuestros rasgos físicos, como el color del cabello, el tono de la piel, la forma de la cara, el peso, la talla, etc.[3] Entonces, ser güerito, ser moreno, ser gordo o ser flaco se vuelven motivos para discriminar.
Limitados en el ejercicio de sus derechos, los pueblos indígenas mexicanos enfrentan la experiencia de la discriminación múltiple, que cruza violenta sus vidas, identidades y esperanzas, y los discrimina por ser también mujeres pobres, migrantes, trabajadoras del hogar, vendedores/as ambulantes, adultos/as mayores, campesinos/as, personas analfabetas, etc. Los prejuicios y estigmas sociales alrededor del ser o parecer indígena siguen colocando a los pueblos indígenas en el atraso y en el pasado para discriminarles y excluirles, como acontece también como tantos otros grupos sociales aún discriminados.
Y, entonces, persisten las múltiples, superpuestas y conexas formas de discriminación en la vida cotidiana de las personas, comunidades y pueblos indígenas.
Como nación y como sociedad, nos vemos cada vez más desafiados a identificar, diferenciar, hacer más visibles y denunciar todas las prácticas discriminatorias, muy particularmente aquellas cobijadas por la discriminación múltiple.[4] Por su desafiante complejidad, ésta amerita ser atajada desde un enfoque interseccional de la discriminación y bajo el propio marco internacional de los derechos humanos.
En este «Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo»,[5] resulta imperativo volver a hacer eco de la necesidad de seguir luchando contra los estigmas y los prejuicios que siguen marcando, discriminando y excluyendo a las comunidades y pueblos indígenas en nuestro país. Por ello, es un signo alentador que, en el marco del segundo decenio internacional de los pueblos indígenas (2005 al 2015), «Un decenio para la acción y la dignidad», el tema a desarrollar desde las Naciones Unidas durante 2012 sea: «Medios de comunicación indígenas: empoderando las Voces Indígenas».[6]
Con ello, se busca destacar la importancia de los medios de comunicación indígenas en el combate de los estereotipos, la proyección de su identidad, la comunicación con el mundo exterior y su capacidad para influir en la agenda política y social.