Un poema-libro sinfónico de composición de largo aliento que lleva al lector a un recorrido de percepciones y recuerdos, donde el poeta examina su mundo, es lo que muestra Manuel Andrade en su obra: Siete veces el mar.
La noche del 17 de julio en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, los escritores Blanca Luz Pulido, Luis Cortés Bargalló, Carlos López Beltrán y el autor presentaron el libro editado por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta.
Para López Beltrán, Andrade despliega todas sus capacidades y registros, consiguiendo ubicar al lector en un espacio barroco y en su percepción subjetiva del mundo a través de versos exactos que se agregan y disgregan.
«Siete veces el mar para su lectura pide a un lector vigoroso, ceñido, atento al detalle y a la variación sutil y una lectora sagaz que aprecie la sensualidad pendiente de las derivas de la belleza. Es un libro que hay que tener cerca, dedicarle tiempo», comentó.
En su participación, el poeta y becario del Fonca, Luis Cortés Bargalló señaló que Manuel Andrade, con ánimo y resignación, propuso en su obra «andar y desandar con minucia algunos caminos en los que confluye memoria, imaginación, fijeza y mudanza, paisajes feraces y desolados, naturaleza y artificio, interioridad y exterioridad, todos en un constante diálogo».
Explicó que la obra está conformada por núcleos temáticos y atmosféricos del poema que abarca de manera grupal desde aspectos sensoriales muy definidos hasta inquietudes epistemológicas, sicológicas e incluso familiares en distintos grados de asociación o contraste.
«Siete veces el mar son siete maneras distintas de afinar un mismo instrumento que persigue un tema evasivo, escurridizo, pero siempre presente, oblicuo, pronto a dejarse ver para luego negarse o desgajarse en la intemperie que el poema quisiera también abarcar, cuyo diseño final termina en conjuntarse en un paisaje de naturaleza abstracta».
Apuntó que el poeta ganador del Premio Nacional de Poesía Miguel N. Lira en 1990 introduce en su obra referencias literarias, artísticas y culturales, así como una serie de términos y vocablos técnicos provenientes del periodismo, la psicología, la retórica, las ciencias y la publicidad.
«Su poesía no es una celebración sobre el mundo y la vida, ni mucho menos una guía para transitarlos, es una invocación, sustrato pleno de materia y hasta una puerta abierta para sumergirnos en ella», agregó.
Editado por la Dirección General de Publicaciones (DGP) del Conaculta, dentro de su colección Práctica Mortal,Siete veces el mar consta de siete poemas largos: Espejo efímero, El grial, Diluvios, Primal, Elegía, Ciudad al airey El mar nocturno. Cada uno explora distintos registros y, de manera simultánea, pretende establecer un diálogo con la obra de los autores citados en los epígrafes de cada poema.
Al tomar la palabra la poeta y traductora Blanca Luz Pulido señaló que la imagen del mar, domina todo el libro, «un mar que adquiere tonos peculiares e íntimos, no necesariamente gozoso».
Agregó que la obra es una muestra de la madurez poética alcanzada por el autor, donde algunos de sus protagonistas son el amanecer, el día, las flores, la luz y el espejo, los cuales se van ligando en el transcurso de la publicación.
«Enfrentarse a su lectura es de placeres varios y exige al lector capacidades de atención afinadas al límite, debido a una progresión detallada, obsesiva y de espiral», puntualizó.
Finalmente Manuel Andrade hizo lectura de algunos fragmentos de sus poemas El grial y Elegía, mismos que fueron recibidos con un caluroso aplauso de los asistentes a la presentación de la publicación que puede adquirirse en la red de librerías Educal.