Restauran piezas distintivas del Museo de Arte Religioso

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Una escultura para vestir que representa a una religiosa profesando, así como su túnica, manufacturada en raso de seda y moire, que datan de principios del siglo XIX, son restauradas por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), a fin de revertir su deterioro y sean expuestas en una sala de reciente creación del Museo de Arte Religioso, en Puebla.
Los objetos son parte del acervo del Ex Convento de Santa Mónica, sede de dicho recinto que reabrió sus puertas hace un par de meses con nuevo guión museográfico y 27 salas renovadas, de las cuales cuatro son de reciente creación, como la titulada El misticismo de las monjas: coronadas y místicas, a la que se integrarán, en un corto plazo, la talla en madera junto con su vestidura.
El Museo de Arte Religioso es considerado el más importante en su tipo en el país, al poseer una de las colecciones más grandes, con alrededor de 3,500 piezas (de los siglos XVII al XIX) procedentes de los conventos de las órdenes capuchinas, dominicas y agustinas, que se establecieron en la entidad poblana durante la Colonia y hasta finales del siglo XIX.
Actualmente, la escultura y su túnica están en el Taller de Restauración de Textiles de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), en la Ciudad de México, donde son sometidas a tratamientos encaminados a recuperar su estética y valor histórico.
De acuerdo con Eduardo Merlo, investigador de dicho museo, la escultura para vestir representa a una monja profesando; desde 1936 había sido exhibida en el Coro Bajo, y ahora estará en la sala referida, espacio dedicado expresamente a las profesiones de las religiosas, donde se exhiben accesorios (anillos y coronas de cera y papel) y vestiduras (hábitos y túnicas).
La talla hace referencia a ese momento relevante de la vida religiosa, y en el cual la monja vestía una elegante túnica bordada, especial para esa ceremonia litúrgica. Esta escultura para vestir procede del Ex convento de Santa Catalina de Siena —clausurado en 1934—, en el que residieron las dominicas de Puebla, del siglo XVI al XVIII.
«La escultura se compone de brazos y manos articuladas, y de dos grandes piezas cuyas temporalidades difieren: el tronco —hecho de cedro rojo— corresponde a finales del siglo XVIII, pues las uniones están hechas con espigas de madera, manufactura propia de aquella época; en tanto que la base —en forma de cono y elaborada en pino— tiene uniones con clavos, lo que hace inferir que es del siglo XIX, porque este material fue utilizado en esa centuria», comentó el restaurador Jorge Rodríguez Jiménez, responsable de su intervención.
Durante la restauración de la pieza, efectuada hace varios meses, se le aplicaron diversos tratamientos como fumigación, debido a que la madera estaba muy debilitada por el ataque de insectos, principalmente en la mano izquierda porque tenía diversos faltantes.
«La pieza, de aproximadamente 1.5 metros de alto, también tenía polvo adherido, deyecciones, cochambre y algunas grietas en el torso, por lo que fue necesario hacerle una limpieza profunda, resanes en la mano izquierda mediante el uso de aserrín de cedro rojo, y para el resto de los daños de la escultura, carbonato de calcio y cola de conejo», explicó el restaurador del INAH.
Jorge Rodríguez abundó que además se hizo la reintegración de color con pinturas al barniz en el rostro y las manos, y se utilizó acuarela para los resanes de la policromía del torso.
Por su parte, la especialista Guillermina Peña Arrazola, quien se encarga de la restauración de la túnica con que se viste la escultura, explicó que ésta se compone de 23 fragmentos cosidos (15 en el reverso y 8 en el frente) de diversas dimensiones, cuyas uniones provocaron varias arrugas a la tela, que a su vez ocasionaron la formación de dobleces, roturas o pérdida de algunos hilos.
Debido a la gran cantidad de partes que conforman el textil, así como la diferencia de los tejidos —el frente está conformado por raso de seda beige, con bordados de flores color pastel, mientras la espalda es de moire color salmón y estampado de triángulos—, la especialista del INAH considera que se trata de una pieza creada a partir de la reutilización de otras prendas, posiblemente de una capa pluvial (vestimenta que se usaba en las procesiones).
La restauradora comentó que desde finales de noviembre pasado hasta la fecha, la prenda —de aproximadamente 1.3 metros de longitud— ha sido intervenida mediante un proceso de aspiración de baja succión, para retirarle el polvo acumulado; posteriormente se le hicieron análisis de resistencia de colorantes y encogimiento de fibras, a partir de los cuales se definió el tipo de limpieza más adecuado.
«Después se separaron el frente, espalda, mangas y forro, y se protegieron cada una de las partes con tul, que se colocó por ambos lados de las telas. Luego se realizó la limpieza de cada elemento de textil por inmersión; una vez limpios, fueron colocados sobre un soporte auxiliar de tela que sirve para unir nuevamente urdimbres y tramas que estaban sueltas.
«El textil aún está en restauración, porque aún falta colocar crepelina de protección, teñida al tono que se requiera, para lograr la integración visual de la pieza, y armar la túnica nuevamente, volviendo a unir mangas, espalda, frente y forro», abundó Guillermina Peña Arrazola.
Finalmente, el restaurador Jorge Rodríguez señaló que en cuanto la vestimenta y ornamentos de la talla estén terminados, la pieza regresará al Museo de Arte Religioso con las indicaciones de cuidado necesarias, entre ellas, colocarla en un espacio con temperatura y humedad estables, no moverla, y mantenerla limpia mediante el uso de una brocha de pelusa suave para sacudir el polvo.
El Museo de Arte Religioso se ubica en la calle 18 Poniente No. 103, en el Centro Histórico de Puebla. Horario: martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas. Costo 35.00 pesos. Entrada gratuita para personas mayores de 60 años de edad y menores de 13, así como pensionados, jubilados, profesores y estudiantes con credencial vigente. Los domingos la entrada es gratuita para el público nacional y extranjeros residentes.