En su ponencia titulada Radionovelas: el fenómeno de Chucho El Roto, Jaime Almeida propuso al público asistente en el auditorio de la Fonoteca Nacional, realizar un ejercicio de imaginación para ubicarse en los años cuarenta del siglo pasado, cuando no existían ni la televisión de paga ni los reality shows… entonces la radio dominaba las preferencias del público.
El especialista e historiador musical participó el 28 de junio en una sesión dentro del ciclo de conferencias «Vamos a la Fonoteca», en la que tuvo como invitado especial al productor radiofónico Carlos González Cardozo, con quien comentó el contenido y propuestas del serial Chucho El Roto.
Destacaron que se trata de la producción radial más famosa e importante a la fecha, protagonizada por Manuel López Ochoa, y que durante los años cuarenta e incluso en décadas siguientes, cautivó a las audiencias del país con su contenido basado en la leyenda de un personaje llamado Jesús Arriaga.
En la historia se plantea que fue un carpintero que vivió con su madre, Doña Luisa y su hermana Guadalupe, quienes trabajaban en la casa de don Diego de Frizac, donde conoce a su hija Matilde. Jesús y Matilde se enamoran, a pesar de la oposición de Don Diego y Carolina, hermana de Matilde.
Por ello, Don Diego envía a Jesús a la cárcel, acusándolo de robo. Pero él escapa de la cárcel junto con otros prisioneros:El Rorro, La Changa y La Fiera. Juntos forman una banda de ladrones que roba a los ricos para dárselo a los pobres.
Almeida recordó que esta historia tuvo gran éxito, se transmitió durante al menos cinco años consecutivos con capítulos de estreno, pues luego tuvo algunas repeticiones y se convirtió en todo un fenómeno en el mundo del entretenimiento. Tras la versión para radio se produjeron otras para televisión y cine, además de que la fama del personaje se extendió por casi toda Latinoamérica.
«Su propuesta de producción eran simple pero llena de imaginación y recursos radiofónicos que transportaban al escucha a las situaciones planteadas; cada una de las radionovelas de la época se producían de manera similar, cada temporada, diríamos en nuestros días, constaba de 60 capítulos, con un costo de 20 mil pesos cada una… imagínense.
«Desde luego que a la distancia todo esto parece muy rudimentario, sin atractivo frente a los recursos contemporáneos. Pero el secreto de estas radionovelas, como ocurre con todos los clásicos de cualquier tipo de expresión, no estaba en los efectos ni en los recursos tecnológicos aplicados en ellas, sino en la historia, así de simple, y claro en las actuaciones de los intérpretes».
Almeida resaltó que en ese sentido, en la actualidad se han hecho algunos intentos por recupera a las radionovelas, como por ejemplo –recordó-, un concurso lanzado por el Instituto Mexicano de la Radio para producir un programa de este tipo.
«Algo que desde consiguieron y hasta donde sé, con gran éxito, pues si bien la convocatoria establecía que se produciría solo una radionovela, llegaron muchas propuestas, diversas y muy interesantes. Me parece importante, pues nos hace ver que es un recurso que aún puede ser empleado en nuestros días, pues claro, después de varias décadas de transmisiones, quedó muy arraigado en nuestra sociedad.
«No se ustedes, pero a mí ya me tienen harto los programas que supuestamente reflejan la realidad, que desde luego no tienen nada qué ver con ella; de los concursos en los que niños se portan como adultos, la verdad esas propuestas se tienen que acabar, así que no descartemos la posibilidad de que la radionovelas vuelvan a estar presentes en nuestra vida, claro adaptadas al contexto actual, pero contándonos historias interesantes, cercanas al público, que fue la clave en su época de oro».