Parecía una noche cualquiera de fin de semana. Por fortuna para los capitalinos de a pie sin lluvia, pero con el mismo ajetreo, la presencia del guitarrista Fausto Palma rompió lo cotidiano de la noche con su presentación en la explanada de la Estela de Luz, este 29 de junio de 2012.
Al bullicio rutinario de Paseo de la Reforma se sumaron los sonidos del grupo del músico, quien aprovechó la ocasión para presentar parte de su nuevo disco homónimo.
«¡Cantas re feo!» gritó un espontáneo, quien aprovechó un momento de silencio entre una canción y otra para manifestar su opinión, algo que ocurre con mayor frecuencia de lo habitual en estas fechas de fuertes discusiones políticas… pero el comentario sólo provocó algunas risas, tanto de los músicos como del resto de los presentes.
El espontáneo, a decir verdad, tenía razón… pero lo mismo se puede decir de famosos guitarristas como Jeff Beck o Jimi Hendrix, quienes al igual que Palma poseen una voz que se expresa más con los sonidos de su instrumento, el cual dominan con gran precisión.
La comparación con los famosos rockeros podría parecer exagerada a primera vista, o escucha, pero Palma demostró que posee un control absoluto sobre la guitarra a la cual hace atravesar por intensos pasajes que van del hard rock al blues o bien del country al folk, sin dejar de detenerse en el funk o el jazz.
Todas las referencias estilísticas en la propuesta del músico tienen como coincidencia haber tenido su época de gloria en los años setenta, en particular en Estados Unidos, por lo que el sonido del músico mexicano se reconoce de manera sencilla, pero al mismo tiempo con una voz propia.
Poco a poco, gracias a la fuerza de sus nuevas composiciones, las cuales son diametralmente opuestas a sus trabajos anteriores, el músico cautivó a los asistentes con su propuesta ahora mucho más experimental.
Con estructuras clásicas del rock, el guitarrista y su banda recorrió sin límites caminos ya andados por otros músicos, pero con originalidad y gran habilidad en su interpretación. Palma logró pasajes llenos de fuerza y refinamiento en su ejecución, mientras que el resto de los músicos que lo acompañan mostró el mismo nivel que él.
La dotación del grupo fue también clásica, pues incluyó bajo, batería, guitarra de acompañamiento y voz, la de él y dos esculturales coristas, en concordancia con la época a que hace referencia en sus composiciones, para así lograr cautivar al público, gracias a la calidad de cada uno de ellos.